La función de una portada es la de atraer al
lector. Sirve de cebo para el comprador que pasea sus ojos por el faldón de
publicaciones que cubren los pies del quiosco. El crecimiento de la industria
de las revistas de moda las ha convertido en una estrategia de marketing. Los
colores, la tipografía, la organización de los titulares y la protagonista de
la portada son elementos determinantes para la elección de uno u otro magazine.
Vogue ha hecho de sus características formales su seña de identidad.
Con un tamaño de 29x22cm, la portada de Vogue
se elabora en papel estucado brillante de más de 200 gramos de peso. La
tipografía empleada, tanto en portada como en el interior, es la Italian Didot
Font, una fuente comercial diseñada en exclusiva para la publicación de
Condé Nast. Hasta 1932, las fachadas de Vogue estuvieron protagonizadas por
ilustraciones realizadas a mano. Los encargados de cambiar el mundo de las
revistas para siempre fueron Frank Crowninshield y Edward Steichen, que
fotografió a una mujer en traje de baño jugando con una pelota de playa. Desde
entonces, la fotografía comenzó a apoderarse de las portadas y las páginas de
Vogue. Algunas décadas después, cuando Diana Vreeland se encontraba al frente
de la publicación, los rostros de modelos y celebrities aparecían con
cierta frecuencia en la primera página de Vogue. Sin embargo, no fue hasta el
reinado de Anna Wintour que las caras más famosas de Hollywood se hicieron con
el monopolio del protagonismo de las portadas. Incluso el encuadre de las
fotografías se modificó: los primeros planos dejaron paso a medios y
americanos, de manera que la ropa de la modelo y localización del reportaje
cobraran fuerza.
Y el prototipo de lector que Vogue aspira a
embelesar mensualmente es el de una mujer urbana, con un nivel cultural alto,
interesada en el mundo del lujo y del arte. Porque, si algo caracteriza a
Vogue, es su tesón por reivindicar el lugar de la moda en el esquema de las
artes. No solo se le concede un espacio relevante a las noticias relacionadas
con el mundo de la literatura, música o arquitectura, sino que, además, la
elaboración de sus reportajes siempre otorga un lugar primordial al proceso
creativo, y un valor determinante a la diferenciación de unos y otros números.
Suelen contextualizar las tendencias: tiran de archivo fotográfico propio a
menudo para mostrar la vigencia de modas que ya habían recogido con
anterioridad.
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